Para una bicicleta, entre dócil y de conducta modesta, constituye una humillación y una befa la presencia de carteles que la detienen altaneros delante de las bellas puertas de cristal de la ciudad. Se sabe que las bicicletas han tratado por todos los medios de remediar su
triste condición social. Pero en absolutamente todos los países de esta tierra está prohibido entrar con bicicletas. Algunos agregan:
susodichos animales a la calle. Esto último puede suceder, pero no es humillante, primero porque sólo constituye una posibilidad entre muchas, y luego porque nace como efecto de una causa y no de una fría maquinación preestablecida, horrendamente impresa en chapas de bronce o
de esmalte, tablas de la ley inexorables que aplastan la sencilla espontaneidad de las bicicletas, seres inocentes.
De todas maneras, ¡Cuidado, gerentes! También las rosas son ingenuas y
dulces, pero quizá sepáis que en una guerra de dos rosas murieron
príncipes que eran como rayos negros, cegados por pétalos de sangre. No
ocurra que las bicicletas amanezcan un día cubiertas de espinas, que las
astas de sus manubrios crezcan y embistan, que acorazadas de furor
arremetan en legión contra los cristales de las compañías de seguros y
que el día luctuoso se cierre con baja general de acciones, con luto en
veinticuatro horas, con duelos despedidos por tarjeta.
de Julio Cortazar (en Historias de cronopios y famas)
Sabri nos pusimos contentísimos de saber que parten a Clile, una por la aventura y la otra porque tu tío va a comenzar a hacer el carrito para soldar en la tandem porque...¡Acuérdense! que pometieron que después de la cordillera llega....Es un chiste queremos saber más del viaje, cuándo salen? ¿Hasta dónde van? Besos y quiero informes pronteo¡ estoy siguiendo a tus papis. besos, besos
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